19.4.10

Alice



Las gotas de lluvia resbalan al contacto con mi templada piel. Ni frío ni calor. Voy caminando por la calle, quizá demasiado abrigado, tal vez no muy arropado en previsión de un final de día poco agraciado.

Hay luces y sombras, tanto en el ambiente, como en las personas. Un cúmulo de gente enfrascada en sus vidas, anodinas, esperpénticas quizá en su monotonía, con un lento devenir de los acontecimientos.

Yo mismo, voy sumido en interminables pensamientos, rumiando mis historias personales, y no tan personales. Sintiendo el agua resbalar por mi rostro, en un vano intento de mojar mi cara. Vano, pues no hay tanta lluvia como para que penetre, ni yo le doy opción a cogerme, sorteándola entre pasajes, edificios salientes y otras protecciones que me ofrece la ciudad.

En eso un destello de luz atrae mi mirada. No es, como algunos podéis suponer, un vechículo. Mi atención se fija en el brillo de un vestido. Un imponente y a la vez voluptuoso vestido de mujer, todo rojo, como si el mismo color estuviese indicando sin ambages que debía detenerme.

En efecto. Esa mujer era todo un semáforo en rojo. Un atractivo, deslumbrante y exuberante semáforo en forma de mujer femenina y sensual. Como soy respetuoso con según que señales e indicaciones, me detuve ante el rojo.

-¿En qué puedo ayudarle? -preguntó ella sonriente al ver mi asombro.
-Er, esto... que estaba pensando, bueno... no, que quería decir -las palabras se me habían atragantado ante tanta belleza-, vaya... que si tendrías a bien aceptarme una invitación.
-Jajajaja -su boca se abrió en la sonrisa más franca que vi nunca-. ¡Por supuesto!. Pero yo elijo el sitio, y tu invitas. Que se note que aún quedan caballeros.
-Eso por descontado -dije yo exultante ante tal victoria presta-. Soy todo oídos -respondí con ganas y apremio-.
-Bien, ya que aceptas, te respondo. El sitio, en mi piso, por supuesto. Y que me invites a degustar tu cuerpo toda la noche a mi manera, sin excesos, más sin límites. Recuerda que has accedido a ello.
-Por cierto. No se tu nombre. Me llamo Robert.
-Alice. Llámame Alice. Porque esta noche te voy a llevar al País de las Maravillas...

La cogí del brazo, y tras mirarla a los ojos, y ver lo que me susurraban, sonreí. Un día diferente a los demás.

Las gotas hacen por resbalar por mi cara, y traspasar el límite de mi ropa para introducirse en mi cuerpo. Más ya no es posible. Un amplio paraguas sensualmente sujetado por esta increíble mujer, ha vencido al día, a la lluvia, y a la monotonía del resto de la gente...

2.4.10



¿Señales?

Cuantas más experiencias vive uno, más se va dando cuenta de hasta que punto la Vida -ese intangible y misterioso fenómeno que a todos nos envuelve y en el cual vivimos- nos hace ser partícipes de momentos, de encuentros y de situaciones que, de no ser uno tan escéptico y probar, meditar y pensar detenidamente todo, podrían calificarse de mera superstición o burda creencia.

Bien es cierto que estamos rodeados de energía, y que esa misma energía que hay en todo, también está en nosotros como seres humanos -igual que hay carbono en todo el Universo y en todo nuestro cuerpo por extensión-. Ya un tal Semyon Kirlian -técnico electrónico- reparando un aparato electrónico recibió una descarga, tras la cual su mano quedó envuelta en una aureola blanca de luz. Con excitación y miedo a la vez, llamó a su esposa, y decidieron repetir la experiencia, obteniendo el mismo resultado una y otra vez. Lo extraño, es que su halo de luz era irregular, y el de la mano de su mujer, regular y de un color diferente. Hecho que atribuyeron al delicado estado de salud de él y al perfecto de ella.

Karl Pribram, neurofisiólogo austríaco, nos habla de un cerebro y un Universo holográficos -donde una parte representa al todo, así como un grano de arena es grano y playa a la vez-. Lo que lleva a comentar que la física cuántica ha demostrado que se puede hacer reaccionar a un átomo o molécula desde una punta a otra del planeta, sin haber contacto entre ambas en el momento de hacerlo. Lo cual desemboca en lo siguiente: dos mentes, dos corazones, dos cuerpos en definitiva, pueden sentir y transmitirse energía, pensamientos y emociones, sin importar la distancia que pueda haber entre ellos. ¿Magia? ¿Superstición?. Ciencia, para aquellos que gusten de pruebas además de moverse en el terreno de lo cuasi increíble.

Estamos conectados por una Energía que lo mueve todo e interacciona con todo. Por experiencia propia, cuando deseamos con mucha fuerza interior, y pensamos y ponemos imágenes mentales y sentimientos, en conseguir algo, suelen ocurrir determinados acontecimientos, o suceder ciertos encuentros, que nos ayudan o encaminan de alguna manera a conseguir eso que hemos deseado.

Circunstancias que nos hacen pensar hasta que punto podemos transformar nuestras vidas por medio de como actuamos, pensamos y sentimos. A través de las relaciones que establecemos con otros seres humanos, y de como dejamos que otras personas entren en nuestras vidas.

Pensad por un momento en un hipocondríaco extremo. Cuanto llega esa persona a "creerse" enferma, que acaba por modificar su estructura molecular, su estado físico, y enfermar. Ahora veamos el contrario.

Si podemos conseguir lo anterior. ¿Qué nos impide mejorar nuestra vida, relaciones, salud, emociones y nuestra mente? Absolutamente nada.

He comprobado personalmente, que una actitud positiva ante la vida, el sincero e intenso deseo de encontrar gente que mejore nuestra vida o nos haga progresar y crecer como personas, hace que al final haya acontecimientos que precipitan esa mejora. He experimentado personalmente como deseando algo con mucha fuerza, si estaba dentro de lo que tenía que suceder en mi vida, ha sucedido, de manera natural, espontánea.

Hagamos por crear experiencias positivas en nosotros, y en todo cuanto nos rodea. La Vida está ahí, esperando, a que estemos receptivos, para enviarnos las señales necesarias para dar sentido a todo cuando nos sucede.

Por mi parte, decir que, SI CREO EN LAS SEÑALES.