19.8.08

¿Toda mi familia? Es posible!




Como veis, saco a relucir -viendo la imagen- todo mi arsenal tecnológico. Hay más, por supuesto, pero digamos que esto es lo imprescindible para cualquier viaje que se precie (falta la cámara de fotos, es obvio que con ella sacaba la imagen). Nada de ello es necesario, si acaso el móvil, y solo por si ocurriera una urgencia pues viene bien poder conectar con servicios de ayuda.

Me llevo música, pues mi corazón sin algo de música se muere hasta en la fiesta más apañada, y de paso algunas películas en un reproductor -quien iba a decir que cabía tanta historia en un ingenio algo más ancho que una tarjeta de crédito-. El móvil, que también caza y captura momentos mágicos. Y la cámara de fotos -la quiero con locura, pues ha inmortalizado paisajes y personas de toda España y buena parte de Portugal-.

Os estaréis preguntando... ¿Y este incansable viajero, a donde se va?

Pues me voy... a una celebración en plan "famiglia" italiana -clan, más bien-. Algo que no me imagino como va a ser pues "así" no lo había vivido antes. Como si el "cappo di cappi" llamase a reunión, y acudieramos todos por imperativo -el patriarca obliga-. Nunca mejor utilizado el símil italiano, pues hasta gente de Italia vendrá al evento.

Uno de los hermanos de mi padre, el cual vive en León, celebra sus bodas de oro. Bien. Hasta aquí, todo normal. Ya nos intuíamos los sobrinos, hermanos y personas más allegadas que habría algo diferente, pues mi tío, ex-director de banco él, casado y sin hijos, ya dejó caer que quería algo grande, que quedara en nuestro recuerdo para siempre. Y a que negarlo, en la actualidad, están mís tíos desahogados en cuestiones monetarias.

Así como quien invita a los amigos de la partida de mus, escribió entre parientes -cercanos, lejanos y extraterrestres- y amigos suyos de mucho contacto, más de ciento cuarenta invitaciones -140!!!-. Y le dijeron que sí más de ciento veinte. Con que de parientes varios, vayan más de ochenta, ya da para conocer familia, ya. Que serán más.

Ya contaré si da para una entrada en el blog a la vuelta. Dos días -SI!!! DOS DÍAS!!!- en los cuales habrá comida, celebración de boda, banquete, fiesta nocturna, unas horitas de sueño, y comida al día siguiente. Al más puro estilo bacanal romana, imagino. Sin reclinatorios ni vestales sirviendo las viandas, más todo un contínuo de eventos.

Será especial, eso seguro. El buen gusto y la sencillez a la par que la generosidad y abundancia son las señas de mis tíos, capaces de organizar la mejor comida del mundo, y que tu cabecita se vaya después a la cama creyendo recordar haber comido en el fogón de la abuela, como cuando uno era niño. Es lo que tiene la gente humilde a la vez que grande, que han sabido seguir siendo ellos mismos después de haberse visto favorecidos por la Vida en el aspecto material y en otros también.

Os dejo, voy a seguir repasando la lista de cosas que quiero llevarme, y la lista de cosas que no quiero olvidar hacer una vez esté allí. Como por ejemplo, intentar hacerme fotos con todos los grupos de gente, y poner una reseña de quién representa cada uno. A ver si lo consigo, entre tanta gente.

Nos os alejéis mucho, volveré en unos pocos días, con las manos y la cabecita llena de experiencias que contar...