2.2.18

Extendió sus brazos y piernas hacia los cuatro puntos cardinales.

Comprendío al fin, que estaba participando de la más maravillosa y grande obra de teatro. Era real también, y a la vez un juego. Se trataba de disfrutar, de vivir, de sentir la vibración del Amor en cada célula de su ser. De entregarse a esa misma Vida, y confiar.

La energía de su corazón, a través de sus dedos de manos y pies, se extendió hasta los confines del Universo. Y este le envió su energía desde los infinitos límites hasta traspasar su piel y llegar a través del corazón, al espíritu.

Era una fría noche. Emocionante, apasionada, intensa... más fría... fuera. Porque la llama interior brillaba sin cesar.

Y confió. Y, sabiendo que todas las posibilidades estaban a su alcance, si las deseaba con honestidad y bondad, terminó de escribir las frases del renacer de una íntima página de internet, e hizo lo que todo él, todo su corazón, sus frecuencias, vibraciones y cuerpos sentían: amar a Angela sin límites, sin medidas, dando todo y expresando todo el Amor.

Y siguió confiando...