14.9.09

Dos y uno, y un proyecto de átomo



Todo ocurrió en apenas dos semanas.

Ella se empeñaba en ser mi amiga. Yo repitiéndole apasionado que quería que fuésemos amantes.

Ella compartiendo conmigo sus pensamientos sublimes, sus frases con ironía, las salidas a tomar un buen café, y hablar hasta bien entrada la noche. Yo encendiendo su deseo, desnudándola en cada frase, haciéndole el amor con palabras, con miradas, con roces insinuantes.

Que si yo era demasiado especial, alguien diferente, auténtico, de los que cuesta encontrar, y que eso tenía que forjar una amistad si o si. Yo sintiéndome temblar de emoción, mientras susurro en su oído que deseo besarla, que quiero acariciar su cuerpo lentamente, y perderme en el reino de las sensaciones con ella.

Ella apartándome con cariño, no si antes haber conseguido el premio de un beso en su cuello, de mirar sus ojos a escasos milímetros de los míos.

Aunque parezca extraño, todo funciona. Todo fluye, ella y yo, cada uno en su intención, y en su experiencia, disfruta con el otro. Es como si siempre hubiésemos hecho aquello, de tan espontáneo que surge. Y nos gusta, ella, en su fuero interno, deseando que se desborde la pasión, y el deseo, deseando también hacer el amor salvajemente conmigo, sin medida, sin límites a cuánto placer se puede llegar a sentir.

Yo, deseando que nuestra amistad dure siempre. Aún excitándome con ella, deseando al mismo tiempo que esa delgada línea, ese fino hilo de plata que delimita su paso a lo salvaje, y mi entrada en algo mucho más sutil y compartido, más de amigos, como digo, deseando que ese límite no se rompa ni se traspase nunca. Pues es lo que mantiene viva nuestra historia, y nuestros encuentros. El poder de seguir siendo cada uno en sí mismo, y, durante unos breves instantes, sentir como nos fundimos en uno solo, y todo lo demás desaparece...

Nos despedimos por hoy. Ella, con un beso en la mejilla, a la vez que al alejarse levanta la mano en un gesto sincero de aprecio. Yo, acariciando muy lentamente su brazo mientras no separamos, a la vez que mordiéndome el labio inferior en un gesto lleno de morbo y erotismo, de cariño y agradecimiento eterno.

Ella y yo, dos energías en sincronía, electrón y protón intentando ser átomos al fín...

2 comentarios:

irene dijo...

qué delicia entre ella y tú.....
un abrazo..

Maria Manderly dijo...

JAJAJAJA ...EFECTIVAMENTE parece el principio del mio ... muy buen relato ,me a gustado mucho ..un besazo