8.3.10

El "6"



Como si los números quisieran darme claves para entender mis encuentros amorosos, y mis más locas e intensas noches de pasión y sexo. Como si las matemáticas cobrasen vida para explicar lo inexplicable. Pero ahí estaban.

Todos los que me habéis leído, sabéis de mi pasión por los segundos pisos -gracias a mágicos encuentros cargados de sensaciones-. En este caso, todo gira en torno al seis.

Un inocente "a las seis", dicho sin más ánimo que el de fijar una hora para encontrarnos, fue el comienzo de una cadena de increíbles y mágicos momentos que se fueron sucediendo con una pasmosa coincidencia.

Entramos en "La Chocolatería", y escogimos una mesa apartada, en una esquina. Ella pidió un té de amantes, justo el que amablemente le sugirió el camarero. Yo, un capuccino. Disfrutamos de un agradable rato de conversación, yo con mi música, ella con sus libros. Yo, hablando de mi próximo viaje, ella, de la maravillosa vista que tenía desde su nuevo apartamento.

Tras este relajado ambiente, el deseo de dar un paseo. ¿Nos trae la cuenta, por favor?. Cual es mi sorpresa -ahora voy entendiendo- cuando me presenta un papelito en el cual marca la palabra "total" seguida de un "6 euros". Aquello ya iba tomando forma.

Ella y yo habíamos planeado uno de esos encuentros en los cuales no esperas nada pero sabes que se desea todo. Nada más salir del local, casi sin hablarnos, nos fuimos a un hotel.

Si. Misterios de la Vida. O no, quien sabe. El caso es que tras dar los datos, y abonar el importe de la misma, otra vez la sorprendente coincidencia: "aquí tienen, es la 606". Por momentos pensé que la Vida estaba jugando conmigo al despiste. No dije nada a mi acompañante, tan curioso estaba ya por saber que me depararía tanto juego.

Nos duchamos como siempre que hacemos el amor. Ella, sacó del bolso una bolsita minúscula, la cual volteó sobre la cama, dejando caer -oh, cielos!- seis pañuelos "seis". Eso ya era demasiado. Más deje que transcurriera.

-Cariño, está noche vas a disfrutar de una manera especial. Y yo también, pues sabes cuánto te deseo.

Con suavidad, fue atando mis manos a los lados de la cama, continuando con mis tobillos de igual forma, yo acabando por quedar formando una estrella. Un pañuelo más para tapar mis ojos y no ver nada, y el sexto y último, acallando mis sonidos, sabia decisión.

Sin mediar juego alguno, comenzó a masajearme, y enseguida, se puso a horcajadas, montando su voluptuoso cuerpo sobre el mío, y realizando un vaivén frenético que la llevó a tener dos orgasmos seguidos, y yo a tener también uno muy intenso.

Tras ese comienzo salvaje, se tumbó a mi lado, para quedarse en duermevela, ahora se que fue para recuperar deseo y fuerzas. Al poco, ya encendida de nuevo, una experta lengua recorrió todo mi cuerpo, excitándolo, y ella, jugando a hacerme el amor sin yo poder contestar ni decidir sobre el cómo, tan excitada al tenerme así, disfrutando, llegando a cuatro orgasmos más aquella noche. Si, podéis decirlo, pues es correcto. En total, seis que tuvo ella.

Ahora, en retrospectiva, y pensando en todo aquello, me doy cuenta de cuánto más habría aprovechado de joven si me hubiesen apasionado las matemáticas. O eso creo al menos...

1 comentario:

Maria Manderly dijo...

En alguna parte lei que el numero 6 era el numero perfecto , lo hacen simbolo de la armonia perfecta ,y en la Qabala le adjudican el Sexto sefira , que significa belleza , como tu relato de ahora ...
un beso poeta .